sábado

Magia


Desde que soy funcionario considero a Whitman un poeta lacónico, los mosquitos nocturnos me dan sueño y tolero muy bien el reguetón (y hasta lo bailo si hace falta).


¿Se acabará esta magia, me pregunto a los treinta y siete, si me tiro casi treinta años en esta mesa treinta y cinco horas matutinas a la semana (aquí lo de las treinta y siete y media no se lleva) y treinta y dos y media en jornada de verano?