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viernes

Poema de José María Valverde

 
PRIMER ANIVERSARIO 

No sé engarzar las cuentas del collar
de mi madre, dispersas ya, sus dichos,
sus proverbios, que fueron ocurrencias 
graciosas hace mucho, y se cuajaron
en ritual consabido, en la liturgia
familiar, día a día, sin un cambio,
con su acento andaluz de cuando niña.
Resuena aún: «Mientras va y viene el palo
descansa el cuerpo» –siempre, entre las penas–:
algún curioso adverbio, «ahora después»,
y el llamarnos con nombres retumbantes
por broma, «Celedonio», «Filomeno»...
Yo le heredé, de niño, su lenguaje
entero, como el aire que respiro:
quedan fuera esas frases no disueltas,
suyas sólo y no mías, sus reliquias,
que se me van, y se hunden en silencio.



Poema de Rainer Maria Rilke

 
Hazme guardián de tus anchuras,
hazme el que oye la piedra,
concédeme ensanchar los ojos
en tus mares de soledad;
haz que siga el curso del río,
desde el clamor a ambas orillas
entrando hasta el son de la noche.

Mándame a tus tierras vacías,
por las que van los vientos anchos,
donde se alzan grandes conventos
como muros en torno de la vida
no vivida. Seré allí peregrino,
sin separarme por ningún engaño
de sus voces y formas,
y tras de un ciego anciano iré 
por el camino que nadie conoce.


[Traducción de José María Valverde]



Fragmento de Keats


Del poema Sueño y poesía.


¡Detente y considera! La vida es sólo un día,
es una frágil gota de rocío bajando
con peligro de un árbol; el pobre indio dormido
mientras va su canoa, veloz, a una monstruosa
catarata. ¿Por qué un gemido tan triste?
La vida es la esperanza de una rosa aún no abierta,
la lectura de un cuento siempre cambiante; el leve
levantarse del velo de una doncella; el claro
girar de una paloma en el aire estival;
un escolar que ríe, sin cuidado ni pena,
a las primaverales ramas de un olmo izado.


[Traducción de José María Valverde]



jueves

Rilke, sobre la ironía

 
Ironía: no se deje dominar por ella, especialmente en momentos no creativos. En los momentos creativos intente servirse de ella, como de un medio más para captar la vida. Usada con pureza, también es pura, y no hay que avergonzarse de ella; y si se nota usted en excesiva familiaridad con ella, tema esa creciente intimidad, y vuélvase enseguida hacia objetos grandes y serios, ante los cuales sea usted pequeño e inerme. Busque la hondura de las cosas; allí no desciende nunca la ironía; y al dirigirse así al borde de lo grande, examine, a la vez, si esa manera de ver corresponde a una necesidad de su naturaleza. Pues esa manera, bajo el influjo de las cosas serias, o bien se desprenderá de usted (si es algo casual), o bien (si es realmente algo propio e innato en usted) se reforzará hasta ser un instrumento serio, ordenándose en la serie de los medios con que usted debe formar su arte.


[Traducción de José María Valverde]