domingo

Poemas de Juana Castro, Olvido García Valdés y Pilar Verdú

 

CONTRALUZ

Heredó los pendientes
chorrito de la abuela,
un enjambre de moscas cantarinas,
el olor a azafrán
y el hambre huracanada de los libros.

Lo tuvo todo en contra:
colegio con dos puertas,
un cine de verano y el rosario a las cinco,
un brasero en la piel y aquel desnudo
declinación pureza y hermosura.

Casó de azul celeste
y en las calles de gris y mansedumbre
floreció el primer par
de sus zapatos rojos.

Luego vino la cuna repetida
y el reloj cada día
machacando las horas.
Maquí-llate, maquí-llate, maquí-llate...

Por las sienes, llovieron
la Guerra de los Cien Años,
los Pasos del Estrecho Inacabable,
el tren, un mar de fábulas...

Ha llegado hasta aquí como sin darse cuenta,
y ahora mide la arena entre las tantas
mujeres que izaron, junto al mar,
la vela de su nombre. Ese misterio.

JUANA CASTRO


***


para poder vivir, fue su respuesta y
percibió el ahogo
                              guarda los días, los días
de guardar, movía la yema
del pulgar sobre el papel como una zarpa
jugando, enronquecida
respiración
                   a la mañana, desde el coche
las montañas, los sucesivos planos
entre la niebla y el sol, parecía el paisaje
de un film japonés, no de Ozu desde luego
no de Ozu, la felicidad requiere
un esfuerzo, tal vez el primer año
no se consigue ni el segundo, a veces
hacen falta cinco, a veces diez, un esfuerzo
en el que persistir, la vida breve

De Lo solo del animal

OLVIDO GARCÍA VALDÉS


***


LOS AMANTES DE VALARDO

    El 5 de febrero de 2007, arqueólogos italianos hallan en 
Mantua una sepultura con dos esqueletos neolíticos abrazados.


La brocha fue barriendo los minutos,
retirando la arena de los siglos.

Seis mil años después,
la luz acarició la intimidad
a la que nunca fuimos invitados.

Él tenía una punta de sílex en la nuca.
Ella, una cuchillada entre costado y muslo.
Nosotros, un pinchazo de envidia al contemplarlo:
la muerte no separa
cuando llega el amor
hasta los huesos.

De Axis mundi

PILAR VERDÚ