MEMORIAL
La hiedra se otorga densidad de muro.
¡No, no dejéis los ojos en el desván!
Nada de lo que propalan los timbales es cierto.
Todas las aves tienen el vuelo muy corto.
Cada proclama oculta una oscura trampa.
Perdida hacienda, montón de hielo.
La sombra pernocta tendida en el pasillo.
Habitaciones vacías sin golpes de viento.
Dura y perdura este verano falaz.
No saltan liebres porque no hay bosque.
El mar añora la frescura de los pozos.
Algas y sueños forman un solo tejido.
Dos bueyes lentísimos pisan los arenales.
Nada detiene el paso plomizo del tiempo.
Lluvia de siglos que no cae en ninguna parte.
La escalera es oscura y gastados los peldaños.
Músicas vanas, inhóspitos recuerdos.
Ningún gallo avisa de que ha salido el sol.
La sequía encostra la piel de los años.
¡No, no dejemos los ojos en el desván!
Trepemos a las cimas, que ya sopla el levante.
[Traducción de Adolfo García Ortega]