HOMO VIATOR
Feliz el que se adentra en un sendero
por sus pies nunca hollado
y no se siente solo ni en peligro
aunque a solas camine.
El que anda en íntima conversación
con las piedras, los árboles,
los cielos,
y confía,
simplemente
confía en la Divina Providencia.
Pidamos una fe tan sólida
para el resto del viaje.
No puede hacernos daño. Todo lo más
milagros.