sábado

Poema de Amador Palacios

 
LUNA AZUL
(Oración)

[En ciertas concurrencias
luna azul significa
segunda luna llena
que aparece en el mes]


Luna azul, tus instantes
se miden en vivencias
mirando al mar de viñas
surcado por los trenes
que discurren –ahormando
la distancia– debajo
de este cerro, este altar
sobre el que te ofrecemos
nuestra humilde existencia;
sobre el que te pedimos
que, a partir de tu luz,
nos traces, en las sombras,
senderos luminosos.



Poema de Miguel d'Ors

 
EXILIO

En las aguas oscuras de este río
a punto de ser ría
en que se irisan manchas polvorientas
de gas-oil y navegan ramas negras y algún
plástico impertinente,
qué extraño el puro, y noble, y melodioso
avance de ese cisne
llegado sabe Dios de dónde, y cómo.
Con ese empaque altivo de aristócrata ruso
arrastrado hasta un mundo de pequeños burgueses,
qué temblor, qué revuelo de símbolos confusos
levanta en mí su imagen.


Puente de la Barca, 21–XII–2015



Poema de Wallace Stevens

 
RAMO DE ROSAS BAJO LA LUZ DEL SOL

Di que es un tosco efecto, rojos negro,
Amarillos rosa, blancos naranja, demasiados
Para ser otra cosa bajo el sol de este cuarto.

Demasiados para que los cambie una metáfora,
Demasiado verdad, cosas que al ser reales
Hacen que imaginarlas sea cosa menor.

Pero este efecto es resultado del modo en que sentimos
Y, por lo tanto, no es real, salvo en la sensación,
En nuestra sensación del rojo más fecundo,

Del amarillo como primer color y del blanco
En que aún yace el sentir, igual que un hombre yace
Enorme, sobre la perfección de su verdad.

Cambian las cosas cuando lo hace nuestra sensación,
No como en una metáfora, sino en la forma misma
De sentirlas. La sensación excede a las metáforas.

Excede a las pesadas alteraciones de la luz.
Es como un discurrir de sentidos sin habla.
Y de tantos sentidos como hombres.

Somos dos que, al verlas, usamos estas rosas
Como somos. Eso es lo que las hace parecer
Tan lejanas, más allá del toque del retórico.


[Traducción de Jenaro Talens]



Poema de Gabriel Insausti

 
IV

Para César y Silvia

Dichoso el que abandona los negocios
de la urbe febril, toma una casa
rodeada de encinas en Apulia,
labra los campos libre de temores
y espera, imperturbable, la cosecha
como una hembra encinta. Dichoso
el que, olvidando honores suculentos
y victorias pretéritas, disfruta
los groseros placeres de la carne,
descansa cuando el Áfrico lo exige
y ofrece los debidos sacrificios.
Dichoso, en fin, aquel a quien no aflige
la huida de las cosas pues conoce
su seguro regreso. Y más dichoso
si con ello suscita alguna envidia.



domingo

Poema de William Wordsworth

 
AVES ACUÁTICAS

Observadas frecuentemente sobre los lagos de Rydal y Grasmere

Ved cómo los plumosos habitantes del agua,
con tal gracia al moverse, que apenas se diría
inferior a la angélica, prolongan
su curioso placer. Describen en el aire
(y a veces con volar osado, que se cierne
hasta las mismas cumbres),
un círculo más amplio que el lago, allá en lo hondo,
su dominio; y en tanto que se aplican
a trazar, una vez y otra vez, el gran círculo,
su jubilosa actividad describe
centenares de curvas y círculos menudos,
ora abajo, ora arriba, en avance intrincado,
pero seguro, como si guiase un espíritu
su vuelo infatigable. Ya el juego terminó:
así lo imaginé diez o más veces;
pero, mira: la banda, desvanecida ya,
vuelve a ascender. Se acercan. Rumorean sus alas,
leves al pronto, y luego su enérgico batir
pasa a mi vera y vuelve a oírse el rumor leve.
Al sol invitan, para que juegue con sus plumas,
y al agua o bien al hielo chispeante,
que les muestren su bella imagen. Ellos mismos,
sus bellas formas son en el luciente llano,
con colores más suaves y hermosos, cuando bajan,
casi rozándole... Y luego alzan el vuelo
de nuevo, con un súbito empuje presuroso,
como si hicieran burla del lago y del reposo.


[Traducción de Marià Manent y Juan G. de Luaces]



sábado

Poema de Víctor Botas

 
ESOS INCENDIOS MÚLTIPLES QUE INICIAS

El tiempo de pies largos se apresura
para verte pasar
entre los labios rojos del crepúsculo
Las horas
se hacen entonces mínimas
                                                    ya vienes
a posarte en sus ramas
                                           impasible
lucerna de la noche
página en blanco abierta sobre el mundo
en donde escribo
con desolados signos las palabras
que el Azar me regala
                                         hábito
de la luz
                 oculto
perfil de la indistinta
moneda entre las manos
de la aurora
                        quieta
como las catedrales
del medioevo
o el anillo que aguarda bajo el Támesis
                                                                        no existo
yo a tu lado
no soy sino la escoria
de los incendios múltiples que inicias
                                                                      el oscuro
buhonero que nunca
pregonará de ti tantos prodigios
increíbles
                    porque no va a ponerte
en venta (como res) en el mercado



Poema de Antonio Martínez Sarrión

 
DRAGÓN

Abrid del todo las sordas compuertas
y que salga. Abridle, y que la nieve
regale mansamente. Y que los claros ríos
con todos sus cristales destellen como soles
y se comben los juncos de la orilla
ante la acometida, que al principio fuese
caudal de lava desde la fiereza
del alto promontorio de las fauces
y, al fin, diera en regato, en agua mansa,
en fuga elemental, en aire, en puro gozo.



Poemas de Baltasar de Alcázar, José Martí y Rafael Alberti


Los ojos de Ana

Bellos ojos tienes, Ana,
mas ¿por qué a mi parecer
se inclina el mundo a tener
por más bellos los de Juana?

Haz que te preste los suyos,
y álzate después con ellos,
que no es bien que ojos tan bellos
se diga que no son tuyos.

BALTASAR DE ALCÁZAR


*


Cultivo una rosa blanca... 

Cultivo una rosa blanca,
En julio como en enero,
Para el amigo sincero
Que me da su mano franca.

Y para el cruel que me arranca
El corazón con que vivo,
Cardo ni oruga cultivo:
Cultivo una rosa blanca.

JOSÉ MARTÍ


*


Por encima del mar, desde la orilla americana del Atlántico

¡Si yo hubiera podido, oh Cádiz, a tu vera,
hoy, junto a ti, metido en tus raíces,
hablarte como entonces,
como cuando descalzo por tus verdes orillas
iba a tu mar robándole caracoles y algas!

Bien lo merecería, yo sé que tú lo sabes,
por haberte llevado tantos años conmigo,
por haberte cantado casi todos los días,
llamando siempre Cádiz a todo lo dichoso,
lo luminoso que me aconteciera.

Siénteme cerca, escúchame
igual que si mi nombre, si todo yo tangible
proyectado en la cal hirviente de tus muros,
sobre los farallones hundidos o en los huecos
de tus antiguas tumbas o en las olas te hablara.
Hoy tengo muchas cosas, muchas más que decirte.

Yo sé que lo lejano,
sí, que lo más lejano, aunque se llame
Mar de Solís o Río de la Plata,
no hace que los oídos
de tu siempre dispuesto corazón no me oigan.
Por encima del mar voy de nuevo a cantarte.

RAFAEL ALBERTI



Poema de Novalis

 
II

(De Himnos a la noche)

¿Tiene que volver siempre la mañana? ¿No acabará jamás el poder de la tierra? Siniestra agitación devora las alas de la Noche que llega. ¿No va a arder jamás para siempre la víctima secreta del Amor? Los días de la Luz están contados; pero fuera del tiempo y del espacio está el imperio de la Noche. –El sueño dura eternamente. Sagrado sueño– no escatimes la felicidad a los que en esta jornada terrena se han consagrado a la Noche. Solamente los locos te desconocen y no saben del Sueño, de esta sombra que tú, compasiva, en aquel crepúsculo de la verdadera Noche arrojas sobre nosotros. Ellos no te sienten en las doradas aguas de las uvas –en el maravilloso aceite del almendro y en el pardo jugo de la adormidera. Ellos no saben que tú eres la que envuelves los pechos de la tierna muchacha y conviertes su seno en un cielo –ellos ni barruntan siquiera que tú, viniendo de antiguas historias, sales a nuestro encuentro abriéndonos al Cielo y trayendo la llave de las moradas de los bienaventurados, de los silenciosos mensajeros de infinitos misterios.


[Traducción de Eustaquio Barjau]



lunes

Poema de Xuan Bello

 
MAYA

Guiados por la mano secreta del aire
van por el camino, lentos,
los bueyes del sol. 
                                  Es verano
y anochece.
                       De la espesura del silencio
surgen voces jóvenes y escolares,
ese acento perfecto de la sed
(¿no oyes el fluir del río en la distancia?)
acompaña hoy mis palabras.
Nada más perturba el paso de las horas,
del tiempo que dulcemente va quemando
paja dorada y tierra reseca.
Mientras tanto pasas,
con la bicicleta de la mano,
ríes y saludas alegre.
                                       Otra vez cumplo
quince años y tú apenas trece.



viernes

Poema de Lola Mascarell

 
Saint Louis Blues

Estar triste.
                      Y estarlo sin motivos.
O al menos por motivos
que parecen ajenos, tan lejanos.

Porque un negro recoge
algodón junto al río y bajo el sol
inclemente del turbio Mississippi.

O quizás porque un niño
se ha muerto entre las páginas de un libro.

Estar triste sin más. Sólo escuchando
la voz rasgada y triste
de Bessie Smith cantando Saint Louis Blues.

Estar triste por ella y por el mundo
y por este sonido
tan lentamente triste, tan profundo,
que podría arrancarme
de golpe la razón.



Poema de Miguel Ángel Curiel

 
UN PUENTE

Tiembla un puente,
como tú
tiembla
y nunca se parte.
Debemos temblar
para no rompernos.
Ser más allá
de nosotros.



Poema de José Agustín Goytisolo

 
EL LUGAR

¡Ah si todo pudiera
comenzar otra vez
de un solo golpe de una
sola palabra!

Yo entonces volvería
cantando por el bosque
y al pie de aquella encina
después del claro allí
donde tantas mañanas
transcurrieron felices
buscaría el tesoro
que enterré siendo niño.



Poema de Luis Alberto de Cuenca

 
LA SEMANA

Háblame de Guevara los domingos.
Olvídame los lunes y los martes.
Invítame los miércoles al cine.
No dejes de pensar en mí los jueves.
Los viernes quiéreme como una loca.
Y los sábados cásate conmigo.



domingo

Poema de Michel Leiris

 

¿POESÍA?

Esa cosa sin nombre
entre sollozo y risa
que se agita en nosotros
y que,
joya de nuestros años
tras el sueño del leño muerto,
constelará lo blanco del papel


[Traducción de Antonio Martínez Sarrión]




Fragmento de Platero y yo (libro de Juan Ramón Jiménez)

 
EL NIÑO TONTO

    Siempre que volvíamos por la calle de San José, estaba el niño tonto a la puerta de su casa, sentado en su sillita, mirando el pasar de los otros. Era uno de esos pobres niños a quienes no llega nunca el don de la palabra ni el regalo de la gracia; niño alegre él y triste de ver; todo para su madre, nada para los demás.
    Un día, cuando pasó por la calle blanca aquel mal viento negro, no estaba el niño en su puerta. Cantaba un pájaro en el solitario umbral, y yo me acordé de Curros, padre más que poeta, que, cuando se quedó sin su niño, le preguntó por él a la mariposa gallega:

Volvoreta d'aliñas douradas...

    Ahora que viene la primavera, pienso en el niño tonto, que desde la calle de San José se fue al cielo. Estará sentado en su sillita, al lado de las rosas, viendo con sus ojos, abiertos otra vez, el dorado pasar de los gloriosos.



viernes

Poema de Gabriel Celaya

 
LA LATA (DE VIVIR)

«Los seres que viven aquí abajo piensan que Dios está en lo alto, pero los ángeles en el cielo dicen que Dios está en la tierra».

SEPHER HA-ZOHAR


Abre y vacía una lata.
Mete dentro el abrelatas.
Cierra después la lata soldándola bien
y la esconde donde no pueda encontrarse.
Luego sube a un barco,
y se va.
Va a buscar el abrelatas que él ha escondido en la lata,
en la lata que ha escondido tirándola al mar,
pues piensa, trascendental:
«¿Para qué serviría un abrelatas
que no fuera difícil de encontrar?».

Esa es la lata, la lata
que es imposible evitar:
la lata del abrelatas
que sin él no se puede ya rajar.
La lata de la existencia
que nos gusta complicar
por el vicio del misterio,
por el vicio del secreto,
porque nos cuesta creer
que el acá es más que el allá.



lunes

Poema de José Luis García Martín

 
LÍNEAS ESCRITAS HACIA EL FIN DEL VERANO

El ave que traza un círculo en el cielo,
el viento que arrebata las hojas de los árboles,
la piedra que cae, la nube que pasa,
el ruido de un insecto, el olor de la yerba,
todo cuanto se agita, se sucede, se altera,
desde el imperceptible guiño del más distante astro
hasta el grano de arena bajo unos pies desnudos,
modifica mi rumbo, cambia mi destino,
me hace feliz, me vuelve desdichado,
me empuja, me detiene, dicta lo que escribo:
«El ave que traza un círculo en el cielo...».



domingo

Poema de Ángel González

 
DE OTRO MODO

Cuando escribo mi nombre,
lo siento cada día más extraño.

¿Quién será ese?
                               –me pregunto.
Y no sé qué pensar.

Ángel.

Qué raro.



Poema de José Ángel García

 
VENECIANA II

Más Turner hoy que Canaletto,
en niebla difumina Venecia sus contornos.

Desde el Bacino de San Marcos
San Giorgio es casi una entelequia;
en tus ojos, la mañana
                            un pájaro dormido.



Poema de José Luis Jover

 
ES EN EL ESPEJO DE TUS OJOS

Es en el espejo de tus ojos
donde veo
mi naufragio.
Qué puede hacer por mí
el ángel que tú eres,
playa
en la que tantas noches
he dormido.



sábado

Poema de Rafael Courtoisie

 
HORDA

La multitud le teme a los caminos
a las calles, a las casas
que la disuelven.

Hay muchedumbres de un solo muerto.

Las células de un tejido.
Las fibras de una trama.
Las piezas de un mosaico.

Una detonación, un solo tiro
en la madrugada.



viernes

Poema de Jorge Guillén

 
EL VIAJE

Habrá un agua entre peñas,
Habrá con hojas viento,
Los mirlos buscarán alturas de álamos,
Unos cerros sin nada
Serán la pista buena de la luz,
Hasta el fondo del coche tendrá aurora,
Y entre ruedas crujientes
Y el pesadísimo entresueño 
Veré avanzar los inmortales
Himnos de amor.



lunes

Poema de Federico Muelas

 
ACONTECE

Acontece,
porque el reloj se para cuando lo dejan solo;
porque el enterrador maltrata a los murciélagos;
porque el pez más delgado sortea los murmullos;
porque la sinfonía apesta a corazón.
Como un seno intangible, como una marihuela,
acaso como púrpura no besada por nadie
o ese centauro triste del viento en el remanso,
vengo para deciros: malévolos o tímidos,
colegiales marchitos de la decencia pobre,
alfombrad con pacientes disimulos las horas;
venid en tresbolillo, olivos sapientísimos,
y descargad cual ciervos momentáneos o rayos
la cólera brevísima que los cielos exportan.
Venid a coordinar simplísimas distancias,
a equivocar amantes barajando pasiones.
Yo sé, porque sesteo;
tú sabes, porque sufres;
él sabe por constante y aquel por desleal;
pero en las tardes frías, bajo guardacantones,
esconden los espías sus dijes misteriosos,
mientras la Primavera, lejanísima y dulce,
empaca entre murmullos la miel del bienestar.



viernes

Poema de Federico García Lorca

 
HORA DE ESTRELLAS

El silencio redondo de la noche
sobre el pentagrama
del infinito.

Yo me salgo desnudo a la calle,
maduro de versos
perdidos.
Lo negro, acribillado
por el canto del grillo,
tiene ese fuego fatuo,
muerto,
del sonido.
Esa luz musical
que percibe
el espíritu.

Los esqueletos de mil mariposas
duermen en mi recinto.

Hay una juventud de brisas locas
sobre el río.