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sábado

Poemas de Baltasar de Alcázar, José Martí y Rafael Alberti


Los ojos de Ana

Bellos ojos tienes, Ana,
mas ¿por qué a mi parecer
se inclina el mundo a tener
por más bellos los de Juana?

Haz que te preste los suyos,
y álzate después con ellos,
que no es bien que ojos tan bellos
se diga que no son tuyos.

BALTASAR DE ALCÁZAR


*


Cultivo una rosa blanca... 

Cultivo una rosa blanca,
En julio como en enero,
Para el amigo sincero
Que me da su mano franca.

Y para el cruel que me arranca
El corazón con que vivo,
Cardo ni oruga cultivo:
Cultivo una rosa blanca.

JOSÉ MARTÍ


*


Por encima del mar, desde la orilla americana del Atlántico

¡Si yo hubiera podido, oh Cádiz, a tu vera,
hoy, junto a ti, metido en tus raíces,
hablarte como entonces,
como cuando descalzo por tus verdes orillas
iba a tu mar robándole caracoles y algas!

Bien lo merecería, yo sé que tú lo sabes,
por haberte llevado tantos años conmigo,
por haberte cantado casi todos los días,
llamando siempre Cádiz a todo lo dichoso,
lo luminoso que me aconteciera.

Siénteme cerca, escúchame
igual que si mi nombre, si todo yo tangible
proyectado en la cal hirviente de tus muros,
sobre los farallones hundidos o en los huecos
de tus antiguas tumbas o en las olas te hablara.
Hoy tengo muchas cosas, muchas más que decirte.

Yo sé que lo lejano,
sí, que lo más lejano, aunque se llame
Mar de Solís o Río de la Plata,
no hace que los oídos
de tu siempre dispuesto corazón no me oigan.
Por encima del mar voy de nuevo a cantarte.

RAFAEL ALBERTI



Poema de Rafael Alberti

 
A veces Altair gime largo, tendida,
hincada por el viento oscuro que la envuelve,
agitada en su sima
dulce de espumas lentas que la llevan
casi a morir sin voz, para salirse
otra vez de su hondo
mar secreto, sin límite, incesante...
Una estrella Altair, latente y poderosa.



jueves

Anónimo rumano

 
Larga es la senda hasta Cluj,
pero es más la del deseo,
pues la de Cluj tiene fin
y la otra va creciendo.
Si el deseo se vendiera,
yo me haría mercader
y yendo a la feria grande
plantaría allí mi tienda
para vender el deseo
a todo aquel que le falte.
Amada, de nuestro amor
un árbol creció en el monte.
Árbol grande, de espaciadas
hojas, las aves lo cruzan
y vuelan de árbol en árbol
igual que de un ser al otro
el deseo va volando.


[Traducción de Rafael Alberti y María Teresa León]