viernes

Poema de María Victoria Atencia

 
ANNUNZIATA

Tu mensajero vino y me habló brevemente:
déjame una quietud que siga a su recado.

Descalza en los umbrales de la aurora me tienes:
recogeré mi pelo y dispondré mi cuarto.

(Por el otero asoma tu ternura impaciente.
Te conozco a su luz. Date prisa. Te aguardo).



Poema de Catulo

 
IUCUNDUM, MEA UITA, MIHI PROPONIS AMOREM

Me prometes, mi vida, que este amor
será eterno y feliz entre nosotros.
¡Grandes dioses, que no prometa en vano!
Y que lo que ahora dice sea sincero
y sea de corazón,
para que sea posible que perdure
este lazo perenne de nuestro amor sagrado
por toda nuestra vida.


[Traducción de Aníbal Núñez]




Poema de Anna Ajmátova

 
El ángel que tres años me estuvo guardando
ascendió entre rayos y fuego,
mas sigo esperando el día más feliz
cuando él regrese a mí.

Las mejillas, hundidas, desangrada la boca:
quedó desconocida mi cara.
Ya no soy aquella belleza que un día 
lo llegó a turbar con su canto.

Recuerdo lo que al despedirse me dijo,
y en la tierra nada me asusta.
Cuando entre, me inclinaré a sus pies,
yo, que apenas le daba un saludo.


[Traducción de Tatiana Bubnova]




Poema de Diego Jesús Jiménez

 
FUGACIDAD INMÓVIL 

El poema que intentas
como el amanecer va deshaciéndose; es una nebulosa
que no puede expresarse. Su luz involuntaria te demuestra
la inutilidad del sentimiento.
                      Igual que se disuelve
la imagen de la nieve en el sauce
que nos introducía en el invierno, o huye hacia el reino vegetal la serpiente
en algunas variedades de cactus, buscas
–como si se tratara de un paraíso perdido–
entre las ruinas de la realidad.
Al conocer la alquimia 
en la que se refugia su linaje, abandonas
poco a poco la farsa
de construir un decorado con sonidos retóricos.
              Conviertes el lenguaje –causa de nuestra esclavitud–
en un jardín privado donde ensayas
lo mismo que el filósofo: saltar sobre tu sombra.

Como en el caleidoscopio, conocedoras del azar,
cambian en el poema las palabras al menor movimiento 
o se ahogan en él lo mismo que los rostros
en el agua estancada de las fotografías.
                             Te emociona lo escrito, como te emocionaría 
la aparición de algún antepasado, pues
llegan atravesando las paredes del tiempo los signos
que iluminan la nada.

                                 No te engañes, ni exhibas
el plumaje fantástico de los pavos reales: escribes el poema
que a sí mismo se escribe; enciendes la elocuencia 
vacía de la muerte.



Poema de Anna Świr

 
COMO UNA OSA Y UN OSO

Nuestros pies empapados
de tanto vagar,
como los osos
de tanta miel,
caminan cada vez más lentamente, exudan
saciedad.

Sentémonos aquí, junto a este árbol,
querido: durmámonos el uno junto al otro
como una osa
y un oso.


[Traducción de Abraham Gragera y Teresa Casas Hernández]



Poema de José Bergamín

 
He vuelto a mirar al cielo,
limpios de sueño mis ojos,
y veo que las estrellas
me miran del mismo modo.

Siento que en su lumbre viva
arde un silencio sonoro.
Y late en mi corazón 
otro sueño luminoso.



Aforismo

 

Poema de José Ángel García

 
no de muerte
de
tristeza
   voy herido