PEDÍ A UN LADRÓN...
Pedí a un ladrón
que me robara una manzana;
entornó la mirada.
Pedí a una dama
que se abriera de piernas;
se hizo la digna y empezó a gritar.
Apenas me fui vino un ángel.
Guiñó un ojo al ladrón
y sonrió a la dama;
y, sin mediar palabra,
tomó una manzana del árbol
y se benefició a la dama.
[Traducción de Jordi Doce]