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viernes

Poema de A. S. Navarro (Emilio Alarcos)

 

Señor, señor, condenaste
al trabajo a nuestros padres,
unciste nuestros espíritus
a la tierra calcinada,
entretejiste sus fibras
en la urdimbre de la vida.
Señor, tú nos obligaste
a remover los paulares,
a hurgar en los entresijos
de la piedra, a zambullirnos
en las aguas temblorosas.
Pero yo quiero vagar,
abandonar el trabajo,
renegar tu ojo vigía,
hundirme sobre la nada,
la nada que no creaste,
y escuchar indiferente
tu creación, tus ordenanzas
y tu música.
......................................................

La composición quedó incompleta, a juzgar por los puntos suspensivos. Hay cierta rebelión tranquila y consciente contra lo establecido, cosa nada rara en un espíritu algo anárquico como el de N. Pero ahora veremos cómo el poeta no puede permanecer vacío en tal desolación y, en la imposibilidad de no encontrar un ente real que le apoye, busca en el recuerdo, y, cómo no, resurge, muy débil es cierto, la decididamente olvidada musa azul: