METAPOEMA ENGAÑOSO
A veces, cuando pienso, convencido,
tener algo importante que decir,
no hallo las palabras
y enmudezco.
Y sin embargo hoy,
hoy que nada especial pensaba yo decir,
no he dejado de hablar ni un solo instante:
del dormitorio a la nevera,
de la nevera a la salita,
de la salita al hall,
las palabras me asedian y me cuentan
de sus cosas, y yo que las pronuncio
tan sólo soy testigo vacilante,
incapaz de cerrar la boca ante su empuje.
Fracasada en su intento de sellarla
con pañuelos y apósitos,
mi amiga se ha escapado al mercadillo
aburrida de mí.
Y allí le contará el caso a su prima
–una emisora provinciana–
y pronto se sabrá en el mundo entero.
Entretanto,
mientras esto persista,
lo mejor será hacerme pequeño como un duende
y buscar escondite en algún cuento.