En este libro, memoria de casi una década del festival conquense Poesía para Náufragos, quiso uno colaborar con estos poemas:
MIRLO
¿Dónde canta ese mirlo?
Dan ganas de meterse en hipotecas
a medias con su música.
Me asomo a la ventana.
No veo al pájaro en ninguna parte
y en todo lo estoy viendo.
Todo canta.
Todo es mirlo de pronto.
Todo, nada, tan negro.
LOS CUATRO AMIGOS
Quien fui, quien soy, quien seré,
hemos quedado en el centro
para tomar el vermú.
Conste:
no tengo pensado presentarme.
El no ser
es mi manera de ser.
De La luna en la punta de la lengua
*
¡QUÉ EXTRAÑO GOZO!
¿Cómo es posible,
amor,
que esté escuchando
aquí,
en el silencio,
que esté escuchando
yo,
sin el que escucha,
las seis oscuras cuerdas
de la luz?
NOCHE DE VERANO
(Junto a la estatua de Fray Luis de León, Cuenca)
Llenas están todas las cosas
del asombroso encanto de la noche.
No eres una excepción:
el cantar de los grillos
encuentra habitación en tu silencio
y la luz de incontables
estrellas en tu mínima mirada.
Imposible parece no quedarse de piedra.
De El poema que surge