sábado

Poema de Gabriel Insausti

 
IV

Para César y Silvia

Dichoso el que abandona los negocios
de la urbe febril, toma una casa
rodeada de encinas en Apulia,
labra los campos libre de temores
y espera, imperturbable, la cosecha
como una hembra encinta. Dichoso
el que, olvidando honores suculentos
y victorias pretéritas, disfruta
los groseros placeres de la carne,
descansa cuando el Áfrico lo exige
y ofrece los debidos sacrificios.
Dichoso, en fin, aquel a quien no aflige
la huida de las cosas pues conoce
su seguro regreso. Y más dichoso
si con ello suscita alguna envidia.